lunes, 11 de mayo de 2009

Breve historia


Importante ciudad situada en las fértiles vegas del Tajo y el Alberche. Famosa por su cerámica desde hace siglos y por sus ferias de ganado. En la actualidad cuenta con la más numerosa población de la provincia de Toledo y segunda de Castilla la Mancha, solo superada por Albacete, siendo una ciudad agrícola, industrial y ganadera que conserva algunos monumentos de gran interés artístico.


El asentamiento sobre el que hoy se alza Talavera estuvo originariamente habitado por tribus carpetanas y se llamó Aebura, según relato de Tito Livio al narrar la batalla que en el año 181 a.C. tuvo lugar entre carpetanos y romanos. En época romana toma el nombre de Caesarerobriga y más tarde los visigodos la nombraron Ebora.


Durante los siglos III y IV d.C. la Caesarobriga romana sobresale como ciudad agrícola y ganadera, con el culto al diosa Ceres y la abundancia de villas como la de Saucedo en Talavera la Nueva.


En época visigoda, Liuva II regala a Talavera una imagen de la Virgen en el año 602, a la que se denominó Virgen del Prado. Tarik conquistó la plaza para los árabes en el año 712, bautizándola Talavaira y fundó en ella un valiato que dependía de Córdoba. Se elevó la muralla y se construyo el alcázar en el año 937 por mandato de Abderraman III. Alfonso XI la conquistó, dándole dos alcaldes, uno árabe y otro cristiano. Alfonso XI le puso el apellido de de la Reina al donársela a su esposa Maria de Portugal. Sancho IV le concedió el privilegio de la celebración de las ferias de ganado en 1294. En 1369 Enrique VI la concedió al Arzobispo de Toledo, Gómez Manrique, a cambio de la villa de Alcaraz.


Fue reconquistada en el siglo XII por Alfonso VI, para retornar a poder de los almorávides. Su conquista definitiva por las tropas cristianas ocurrió en el inicio del XIII. La ciudad quedó bajo el dominio de doña María de Portugal, en el siglo XIV, al contraer matrimonio con Alfonso XI. De ahí viene el nombre de Talavera de la Reina.



Fue ésta una época feliz para la cuidad. Los reyes le otorgaron privilegios feriales; se reconstruyó el viejo puente romano, destruido por los árabes en su retirada hacia al sur, y Talavera se consolidó como importante centro económico.


En los siglos XV y XVI las Ferias de Talavera se fortalecieron, se asentó la actividad ceramista y creció la riqueza agraria, artesanal y comercial. En esos siglos dorados nacieron aquí gentes como Fernando de Rojas, autor de la Celestina, o como fray Hernando de Talavera, consejero real, que examinó los proyectos marítimos de Colón, como presidente de la Junta de Salamanca.
En el siglo XVII, como la generalidad de las ciudades españolas, Talavera sufrió una grave crisis y pérdida de población, que se detuvo merced al negocio sedero el XVIII. Pero luego vino la decadencia de la seda, la cerámica e incluso los desastres bélicos de la Independencia.



A partir del siglo XIX volvió a Talavera la urbanización general del país, el ferrocarril, la recuperación del sector cerámico, su ubicación al lado de las vías de acceso a Portugal y Extremadura, etc., han beneficiado al lugar. Lástima que ese impulso no haya servido para cuidar el viejo casco urbano y los bellos monumentos que aún se hallan – a veces pidiendo a gritos unas inversiones de restauración- en medio de un urbanismo decadente.


1 comentario:

  1. Que foto mas antigua! Preciosa, muy bien puesta aqui en la historia de la ciudad.

    ResponderEliminar