Aunque el tiempo ha ido mermando el patrimonio de Talavera, todavía podemos sorprendernos y admirar verdaderas joyas de arte en la ciudad, como la fachada de San Agustín el Viejo, primera obra del barroco de ladrillo; el rosetón de la Colegiata, gótico mudéjar cubierto de estuco, y el rosetón de la iglesia de Santiago, donde el ladrillo se curva para hacerse flor.
En Talavera predominan tres estilos: el mudéjar del ábside de Santiaguito y del Salvador, la iglesia de Santiago y las torres albarranas de sus murallas. El gótico mudéjar de la Colegial y el gótico de Santo Domingo; el renacimiento aparece en parte de la Basílica de la Virgen del Prado y en las trazas de San Prudencio, monumento que, según crece, se va haciendo barroco, lo mismo que sucede con la torre de la Colegiata. El barroco toma cuerpo en la Basílica de la Virgen del Prado, en la iglesia de las Madres Bernardas, en el Alfar del Carmen y en San Agustín el Viejo. Talavera todavía conserva rincones y calles con sabor medieval, o edificios en los que aflora su cerámica renacentista.
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