sábado, 16 de mayo de 2009

Grabado de la Plaza de Toros


Lo que estáis viendo es un primoroso grabado a pluma del que fue un excelente artista talaverano, pintor y ceramista de clase, Florencio Martínez Montoya. Representa una plaza de toros, la de Talavera de la Reina.


Plaza en la que han pasado cosas, cosas bellas y cosas para poner los pelos de punta. Esta plaza ha sabido de valentías casi heroicas y de miedos pegajosos y negros. De triunfos resonantes y de fracasos dolorosos. Aquí, en esta plaza, ha reinado la muerte con su carátula de huesos mondos, y un asta de toro en lugar de guadaña. Y también aquí, comenzó la ascensión meteórica del toreo llamado Manuel Benítez.


Es pues una plaza con historia, con una historia pequeñita y poco importante, si nos ponemos las gafas de la trascendencia, pero entrañable y caliente, emotiva y cargada de bellos momentos si sabemos penetrar en esa dulce y amarga parcela lírica y contradictoria, que es el corazón, del hombre.

3 comentarios:

  1. Creo que es una ciudad muy cerquita de Madrid de la que se sabe muy poco, me ha impactado la foto del principio, que bonita.

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  2. Hola!

    Muy bonito tu blog...y a lo que no la conocemos, por lo menos nos han entrado muchas ganas de descubrir la preciosa ciudad

    Gracias.

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  3. La Caprichosa y la muerte de Joselito...

    La plaza de toros de Talavera de la Reina es famosa porque en ella murió el gran torero Joselito El Gallo. El suceso ocurrió el 16 de mayo de 1920. Aquel día estaba en el palco de la plaza la reina Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII, a la que el pueblo apodaba La Caprichosa. Joselito solía hacer el llamado salto de la garrocha, un arte complicado que solo se podía realizar una vez. A la segunda, el toro, avisado, iba a por el diestro. Esa tarde, Joselito saltó ante la reina, pero ella, distraída, se perdió el salto y envió a un emisario para pedirle al maestro que lo repitiera. El Gallo se puso frente al palco de honor y le habló así a la reina: «Sepa señora que si lo repito me juego la vida, pero lo haré por usted». Y saltó, y el toro lo rozó con un asta, y lo remató en el suelo, y le abrió el abdomen, y cuentan las crónicas que Joselito no murió de la herida, sino del infarto que le provocó ver caer sus tripas al suelo. Desde entonces, la plaza de Talavera se llama La Caprichosa.

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